Este miércoles, el Senado continuó la tramitación del proyecto que busca restablecer el voto obligatorio, una moción refundida -presentada en enero de 2020- que está en su segundo trámite constitucional y que se aprobó en general por 25 votos a favor, 14 en contra y 1 abstención, cumpliendo con los 3/5 de senadores en ejercicio que requería para avanzar.
El senador José Miguel Durana quien se manifestó en contra de esta iniciativa sostuvo que surge luego de procesos electorales en los cuales ha participado un porcentaje bajo de ciudadanos con derecho a votar y por ello, es necesario hacer un análisis en relación con la real necesidad de transgredir la libertad de los votantes a través de la imposición de una obligación.
“Tal es así que en los últimos procesos electorales el porcentaje de los ciudadanos que concurrieron a las urnas estuvo siempre por debajo del 50% y en el caso de la elección de convencionales constituyentes, alcaldes y concejales, ese porcentaje apenas superó el 40%”, puntualizó el legislador gremialista.
En este sentido, argumentó que la obligatoriedad del voto contribuiría a que los grupos más “moderados” vayan a votar, y que otorgaría mayor legitimidad democrática a las autoridades electas, en un punto en donde no existen hoy los estudios que respalden esta posición que permita generar un aumento ni que disminuya la participación, ni que fortalezca a los partidos políticos y sus candidatos. Todas esas variables suelen depender de otros factores.
“La pregunta que me hago es ¿la apatía ciudadana se modifica a través de la imposición de la obligación de ejercer el voto o si, el Estado y el Congreso debiera generar otro tipo de mecanismos para facilitar a los votantes participar de los procesos electorales?”, destacando el gran paso que se dio al privilegiar la cercanía al domicilio del elector en la asignación del local de votación.
El senador Durana también lamentó que exista una ausencia en el debate público para modernizar los procesos electorales como el voto anticipado, el voto electrónico, el voto por correo, el voto a distancia por viaje a otra región del país, la consagración de más de una jornada de votación para un mismo proceso eleccionario, entre otros mecanismos que debiesen ser explorados.
“Primero busquemos alternativas que vayan en favor de la ciudadanía y su ejercicio democrático antes de imponer una obligatoriedad que va en contra de una libertad que le asiste a todos y cada uno de los ciudadanos chilenos como es el decidir votar o no hacerlo en las distintas instancias”, planteó el parlamentario UDI.
Finalmente, recalcó que la apatía ciudadana no refleja, necesariamente, una falta de compromiso con la democracia, sino el cansancio de los votantes con las instituciones que no responden a sus expectativas. “Este problema nos aqueja todos, nos compromete como legisladores, pero, responder a las demandas ciudadanas con la imposición de una obligación, aparece como ilógico e incluso prepotente”.