La salinidad y sequía de los de los terrenos sumada a las complicaciones de movilidad que trajo la pandemia no fue impedimento para que la Cooperativa Cooperativa Agrícola y Frutícola Acha limitada (ACHAFRUT) se constituyera como tal, en octubre de 2020 y comenzara a adaptar la tierra para cultivarla con árboles frutales y hortalizas en la Quebrada de Acha.
Por las escasas precipitaciones de la zona, los agricultores invirtieron en la construcción de un estanque de regadío con capacidad de 50 mil litros; un sistema de riego tecnificado; cercos; fertilizantes y abono, maquinaria para la preparación del terreno y trasladan constantemente agua en camiones aljibes, provenientes del valle de Azapa para dar vida a su vergel en el desierto.
Edwin Mamani, presidente de la cooperativa de 10 socios, menciona que a futuro buscan extraer energía limpia y renovable y generar productos naturales e hidropónicos y ya están trabajando en criaderos de abejas para que la polinización sea natural y no manual como lo han hecho hasta ahora y están criando lombrices californianas para alimentar sus plantas.
Lo único que les va faltando a este grupo de agricultores es la ayuda estatal para la regularización de sus tierras y para la obtención de incentivos, según explicaron al senador José Miguel Durana y a la consejera regional Ximena Valcarce en una visita que realizaron a terreno para conocer su proyecto “Acha Agrifrut”.
En terreno comprobaron que la sequía y tierra salada del sector no es impedimento para la producción de limoneros, mandarinas, naranjas, granadas y tunas y también hortalizas como zapallos italianos; betarraga y choclo legacy que son comercializados en el mercado local con proyecciones de expandirse a nivel nacional.